Lo que parecía un día normal es una obra de arte circense contemporáneo de carácter multidisciplinario, que entremezcla música, ilustración y nuevas tecnologías. Juan y Magdalena son los protagonistas de la puesta en escena: ambos viven juntos en un departamento antiguo donde disponen de todo lo necesario para ejecutar sus actividades diarias. Sin embargo, y a medida que transcurre la historia, el espectador comprenderá que tras cada acción se esconde un secreto. Objetos y materialidades que -a simple vista- no tienen mayor trascendencia, distraen a esta pareja de sus labores normales haciéndolos transitar por mundos oníricos y escenarios de ensueño. El circo está presente a través de la incorporación de ejercicios de equilibrio y el trabajo con pelotas de rebote que, en este contexto, se transforman en un verdadero instrumento de percusión: se lanzan, percuten y rebotan en distintas superficies, generando un sinnúmero de sonidos diferentes. De pronto, descubrimos la extrañeza de lo cotidiano: tras objetos y situaciones que parecen “normales” se esconden una serie de materialidades y posibilidades sonoras que nos transportarán a otra dimensión. Lo que parecía un día normal se presenta como una reflexión y ejercicio utópico sobre el valor que, en la actualidad, le otorgamos a nuestro espacio privado. ¿En qué momento damos curso a nuestros sueños? ¿Cómo fluye nuestro pensamiento en soledad? A través de la escenificación de esa esfera íntima y cotidiana, el montaje rescata las cosas simples, los detalles y aquellas utopías que hacen florecer nuestra creatividad, permitiéndonos soñar sin censura.